jueves, 17 de octubre de 2019

GR 220. 1ª Etapa. Berriosuso Berriogoiti –Villava Atarrabia -10 de Octubre



UN PASEO PARA CONOCER Y GOZAR DE LA CUENCA DE PAMPLONA.

Nos saluda una clara mañana de este Otoño que sigue añorando el verano. El grupo de senderistas nos reunimos en la parada del autobús que nos lleva directamente al punto de partida del paseo. Una Iglesia atractiva preside la plaza y desde ella iniciamos el camino. El pueblo muestra preciosas casas, solariegas unas, chalets adosados la mayoría, que evidencian los grandes cambios que han sufrido los pueblos de la Cuenca. Bien guiados por Santi Moreno, enseguida tomamos el camino que sube hasta el fuerte. Una subida ligera entre encinos, la tierra seca adornada con las primeras hojas caídas. A mitad de la subida una vista preciosa de Ezcabarte con sus pueblos, sus grandes campos que esperan las primeras lluvias para la siembra y una ligera niebla que quiere levantarse y adorna algunos recovecos que miran al norte.

Pasamos el cruce del camino de la etapa de la fuga y rodeamos la impresionante construcción del Fuerte, recordando lo que vimos y sentimos en la visita que realizamos hace unos días. Tal vez era esa la razón, además de un cierto sofoco, lo que hizo que en ese espacio habláramos poco y nuestra imaginación recordara lo que tras aquellas paredes tanta gente sufrió tanto. 

Llegados arriba nos impresiona la vista de nuestra Cuenca, sus pueblos, sus polígonos industriales. Quien más, quien menos, divisaba su pueblo, su barrio, y dejaba que la imaginación recorriera años de historia personal y colectiva en aquel espacio en el que se guardan muchas de nuestras vivencias. 

Almorzamos a la sombra de las potentes antenas de comunicación que se han apoderado de este monte. Nos encontramos con mucha gente que subía a pie, corriendo, en bicicleta, y de todas las edades. Pareciera que fuera un día festivo. El almuerzo, como siempre, variado y solidario. 

Y emprendimos el camino que nos iba a llevar a Ezkaba Txiki. Seguíamos disfrutando de los paisajes a un lado y otro; paisaje urbano a un lado y rural al otro. Hubo no obstante una cosa que encogió nuestros ánimos: la mayoría de los bojes de la zona estaban secos, debido a la presencia de esa mariposa que está azotando zonas enteras de la geografía navarra y que parece condenar a toda una especie tan acogedora como es el boj.

Esta fue la otra cara de esta jornada de senderismo.

El final tuvo el encanto del río Ulzama, el puente y la Trinidad de Arre, el Batán, el Molino y el paseo por la calle Mayor de Villava en la que estaban desmontando el tablao de las vaquillas y bien parecía que la gente estuviera con resaca dada la tranquilidad que se respiraba. Los/as senderistas de Burlada dejaron el grupo antes de entrar en Villava por razones de economía de esfuerzos. El resto, menos Inés, que se quedó ya en su casa de la calle Mayor, nos dividimos entre los transporte públicos que nos llevaron a nuestros  respectivos rincones. 


Una jornada bonita, un ambiente estupendo, una forma física reconfortante y a la espera de que en la próxima Etapa podamos encontrarnos más gente.