martes, 26 de noviembre de 2019

GR220:2º ETAPA SENDERISMO. VILLAVA –GORRÁIZ.



GR220: GR220 IRUÑERRIKO ITZULIA
(2. ETAPA ATARRABIA-GORRAIZ (2019/11/14).
(MÁS ABAJO EN CASTELLANO

Nahiz eta eguraldi txarra espero, Trinitatearen zubian giro eder eta eguzkitsua topatu genuen. 11 lagun abiatu ginen Atarrabiakoa Batanerantz doan ur jaitsieraz gozatu eta gero.  Hortik Esteribarrera, Done Jakue Bidea jarraituz Irotzeraino eta aldapa gogor batetik Eguesibarreko atarira. Altzuzan Jorge Oteizaren obra gogoratu eta Elkano herrira, jauregi eta etxe modernoez beteta dagoenera.  Egues alboan utziz Gorraizeko Golf Zelaiatik etaparen amaiera, garraio publikoa hartzeko geltokian. Txangoaren balantzea erabat positiboa, bakarrik aurreikuspen meteorologikoenagatik parte hartze murritza eman zena kontutan hartzeko.

GR220:2º ETAPA SENDERISMO. VILLAVA –GORRÁIZ.
14 DE NOVIEMBRE 2019

Esta segunda etapa comienza una mañana de este Otoño que fue perezoso en sus inicios para salir del verano y que esta semana nos sorprendió con una estampa netamente invernal. Tal vez esta fue la razón por la que la asistencia mermó sobremanera, merma que tuvo un evidente carácter de género.
Todo hacía presagiar que la mañana iba a ser dura, dadas las predicciones, pero cuando nos reunimos en el puente de la Trinidad de Arre nos encontramos con una mañana fresca pero soleada. Los 11 senderistas que iniciamos la etapa contemplamos durante un buen rato desde el Puente la bella estampa del Río Ulzama y su bonita cascada hacia Villava y su Batán. Por cierto, nada que ver en cuanto a belleza esta mirada con la del mes anterior en el que el Ulzama parecía un pequeño barranco.
Decimos agur a la Trinidad y su coqueto albergue, de origen medieval, y tomamos el camino que sube una loma para pasar al Valle de Esteríbar, del que el primer pueblo que vemos es Zabaldica. Cruzamos la carretera a través de un pequeño túnel y seguimos por el camino de Santiago, orilla izquierda del Río Arga hacia arriba. Hubo un senderista que se despistó y cruzó la carretera por arriba y motivó un cierto retraso al resto del grupo pero no pasó de ahí. Se recalcó la necesidad de prestar atención a las señales ya que, dado que íbamos por el Camino de Santiago había una buena señalización.
El cauce del Río Arga hacia arriba, hermoso caudal el que bajaba, nos deja a mano izquierda Zabaldica y nos acerca a Iroz, cuyo puente y presa conforman, con la vista del pueblo, una estampa preciosa. Algún senderista recordaba los años de su juventud cuando desde Pamplona venía con su cuadrilla a bañarse. Este paraje, hoy adecentado con mesas y algún que otro fogón,  según se comenta, es muy frecuentado por gente emigrante los fines de semana.
Cruzamos el Arga y comenzamos una cuesta empinada hacia la cumbre que nos lleva del Valle de Esteríbar al Valle de Egües. Vamos subiendo por un camino de pista rodeados de pinos y con una bonita panorámica de la parte Sur del valle de Esteríbar y quien más quien menos mira en las orillas del camino pensando encontrar algún que otro hongo. La verdad que no hubo mucha suerte. Llegamos a la cima y nos encontramos con una gran antena de comunicación, precio que debemos pagar al progreso, alrededor de la cual almorzamos, comentando el bonito día que teníamos pese a los malos augurios que había.
Una vez emprendida la bajada hacia el Valle de Egüés entre pinares observamos que había algún que otro robellón o níscalo y otro detalle que nos alegró: A diferencia de lo que vimos en el monte Ezcaba y Esteríbar, los bojes no estaban atacados por la plaga de mariposas. Según bajábamos hacia el valle el primer pueblo que nos encontramos fue Alzuza, pueblo que domina el valle y parte de la Cuenca de Pamplona. Aquí nos dimos un pequeño paseo cruzando el pueblo y charlamos sobre la persona y obra de Jorge Oteiza, cuyo museo se alza desafiando a lo que le rodea, tal vez recordando lo que fue su fuerte espíritu y su rompedora concepción artística respecto a nuestra civilización. 
Llegamos ya a Elcano y rodeando la hermosa Clínica de Ubarmin quien más quien menos recordó alguna que otra estancia en la clínica para respectivas reparaciones. En general los recuerdos de la clínica y sus atenciones eran excelentes. Nos encontramos con Elcano, un pueblo con casas señoriales de piedra, el que fue castillo del Señor de Elcano y unos alrededores con sus campos de cereal recién nacidos y muestra palpable de la riqueza cerealista de este valle. A la salida del pueblo topamos con edificaciones modernas, rodeadas de tapias, frondosos árboles y jardines que nos mostraban esa otra cara urbanística de la Cuenca de Pamplona, en la que el Chalet, los adosados….., albergan un sector de población que eligió la privacidad frente a la concepción comunitaria del urbanismo de la ciudad. En el aire quedaba la duda sobre si tanta privacidad pueda esconder algunas carencias no menores en determinados aspectos de servicios y convivencia. Dejamos a la izquierda Egüés y atravesamos un polígono industrial cuya urbanización y locales estaban en una proporción importante vacíos, una prueba más de los excesos de una burbuja urbanística que se dio de bruces con los límites con los que se topó el alocado desarrollismo y el afán especulativo.

Esta es la gran pregunta que nos interpela cuando llegamos a Gorráiz, punto final de la etapa, cuya primera mirada nos lleva al campo de Golf , rodeado de hermoso chalets bien pertrechados por setos y mastines, cuyos ladridos son lo único que parece romper el silencio y la soledad que adornan sus calles. Cuando esperábamos el transporte público, frecuencia de una hora, comentábamos todos estos pormenores.

 
El balance de la excursión excelente, ensombrecido por los efectos que en la asistencia generó las malas previsiones meteorológicas. Hay que agradecer la preparación esmerada que nos brinda Santi y sus colaboradores Mikel y Patxi.